miércoles, 13 de julio de 2011

Échalo a andar, 2011


Los seres humanos, animales irracionalmente racionales, jugamos a que vivimos y vivimos como jugando. Inventamos, construimos, creamos… jugamos. Y en nuestro afán de hacer nuestra vida más fácil, creamos nuevas necesidades y las hacemos imprescindibles para luego depender de ellas y entramos en ese juego interminable que significa vivir - y lo hacemos con pasión- como si fuera lo único que tenemos por delante… o quizás lo último.

¿Qué inventamos?, máquinas peligrosamente inmensas, mucho más grandes de lo que podemos imaginar, grandes juguetes insensatos que imitan a la naturaleza como para protegernos de ella y, sin embargo, no lo conseguimos. Es ella, la naturaleza, quien ahora nos reclama y nos obliga a seguir jugando; no podemos detenernos, tan solo lo hacemos para pensar en nuevos juguetes -que superen a los que acabamos de inventar- y que ahora vemos como inservibles porque ya no sabemos para qué era que los necesitábamos. Estamos ganando la batalla, pero aún no la guerra y no sabemos si al fin venceremos o perderemos. No conocemos las reglas, y menos a nuestros adversarios. Sólo sabemos que hay que seguir jugando; pues de ese juego dependen nuestros sueños.

No hay comentarios: